«Tristán, ahora con reloj», el esperado álbum debut de Tristán!

Un sonido propio libre de etiquetas donde jugar con el tiempo

Desde su irrupción en la escena bedroom con apenas 18 años, Tristán Rodríguez ha conseguido formar parte del sello rusia-idk y defender un sonido propio, desvinculándose por completo de otros cantantes de su generación.

Su relación con los artistas más revolucionarios del panorama musical actual, como Ralphie Choo, Rusowsky o Roy Borland está siendo clave para su carrera, algo que se ha visto también reflejado en su primer álbum debut

Producido por El Royal junto a Teo Planell y Roy Borland, trata de consolidar la visión de Tristán! sobre la música como un lenguaje personal, “sin manecillas que lo aprisionen“.

Resulta complejo etiquetar el género musical de estos artistas, y es justamente eso lo que pretenden. No quieren ser definidos ni limitados, hacen música por diversión, porque la pasión les mueve. Su ingenio va mucho más allá de lo que acostumbramos a escuchar.

Buscan ser disruptivos, romper los cánones establecidos y crear ellos mismos sus propios moldes.

Los engranajes

Tristán, ahora con reloj sigue la línea musical que lleva mostrando con sus singles melancólicos, sensibles y futuristas. Demuestra su increíble visión creativa al colaborar en un mismo proyecto con Rusowsky o Guitarricadelafuente –dos de los nombres más sonados este 2025–, pasando por sonidos más dispares, con voces que parecen reproducirse desde altavoces muy antiguos sobre un beat de jazz-funk en Voyage con mori.

Aunque puedan parecer un puñado de singles totalmente independientes, este álbum muestra el lado más personal de Tristán!. Cada canción está cuidadosamente dedicada a un estilo diferente y cumple una función específica.

Rodríguez ha elaborado una máquina del tiempo en formato disco, en la que refleja la atemporalidad de su propuesta. Lo consigue recuperando estilos y versiones aparentemente anticuadas, con un giro psicodélico y electrónico más actual.

Imagen del disco de oro de las astronaves Voyager

Da comienzo con Mapamundi, un sample de la grabación de 1977 mandada al espacio por el Secretario General de Naciones Unidas, Kurt Waldheim, en la astronave Voyager. En ella expresaba el deseo humano por la paz y la amistad con la vida extraterrestre. El mensaje invitaba a descubrir el universo con humildad y esperanza, un brillante paralelismo al despegue de su carrera.

La primera reflexión sobre el inexorable paso del tiempo aparece en Capitán Cocodrilo, donde silbidos, sonoridades jazz y máquinas espaciales nos regalan una acogedora melodía que distrae por un momento de la nostálgica y melancólica letra.

Ya paso un año desde que nos vimos
Te extraño, mi amigo
¿Qué estás haciendo, Capitán Cocodrilo?
Te mando un beso junto a este silbido

El indie pop de Clairo o Mac DeMarco que motivó a Tristán a producir, queda reflejado en Life is a Movie, pasando directamente a sus sonidos clásicos más experimentales en Tutta La Notte con Calcutta, o Baby Don’t Miss It, inspirados en la música de los años sesenta y setenta.

Verónica está siendo una de las canciones con más fuerza del disco. Interpretada junto a Rusowsky y compuesta por Andrés de las Heras, Roy Borland y Teo Planell, juega con la contraposición de letras desgarradoras y melodías alegres y sonoras, sello de identidad de ambos cantantes.

El aire místico y onírico lo consiguen los temas instrumentales. Tristán es capaz de transportarnos a un retiro espiritual por el continente asiático con el new age de Kung Fu Beat, liderado por la flauta, para encontrarte inesperadamente en mitad del Hawaii de los años 50 en 7# Trashumancia.

La colaboración con Guitarricadelafuente, Estoy Amándote Tan Fuerte, ha sido criticado por su parecido al proyecto de Lafuente, Spanish Leather. No obstante, esta similitud cobra sentido puesto que Tristán Rodríguez figura como productor y escritor en canciones como Tramuntana, Futuros amantes o Los chicos del club.

Portada de Spanish Leather, de Guitarricadelafuente

Su desesperación por el reconocimiento llega acompañada de ruido blanco, autotune y guitarras en Baby, Don´t Miss It, relato que, al igual que Ártico medita sobre la fugacidad con la que vivimos, y cómo esta nos imposibilita ser conscientes del paso del tiempo.

Está claro que este disco no es para gusto de todos. No cuenta con un hilo narrativo lineal, ni con sonidos ni voces a los que estamos acostumbrados. Tristán, ahora con reloj es un álbum pensado para quienes encontramos orden en el desorden más caótico. En lugar de confeccionar playlists para cada situación, preferimos agrupar todas nuestras canciones favoritas y nos arriesgamos a pulsar el aleatorio, sin saber quién o qué sonará después.

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