Rusowsky y «DAISY»: el soundtrack de un amor posthumano

El artista debuta con un álbum único en la escena urbana española

El tan ansiado álbum de rusowsky al fin llegó a nuestros oídos, el artista vallisoletano culmina con un proyecto conceptual, con personalidad, instrumentales únicas y con una lista de colaboraciones muy fuera de lo común en la escena española, contando con artistas tan dispares como La Zowi o Las Ketchup y con talento extranjero como Kevin Abstract o Ravyn Lane

A primera vista sorprende la portada del álbum, con un fondo amarillo y un gorila negro en 2D, y el nombre “Daisy” ¿De donde viene la inspiración de este álbum? Tanto la portada como el nombre están inspirados en 2001: Una odisea del espacio, mítica película de Stanley Kubrick. 

Cartel de 2001: Una odisea del espacio (1968)

El gorila hace referencia al prólogo de la película, donde salen muchos monos, y el nombre de Daisy viene de la canción Daisy Bell, escrita en el año 1892, que fue la primera canción reproducida en un síntesis de voz de una computadora en 1961. La relación con la película de Kubrick yace en el famoso ordenador HAL 9000, que canta esta mítica canción durante la película.

A lo largo de todo el proyecto, rusowsky consigue ambientar el álbum como si estuviera siendo reproducido en uno de estos ordenadores, y como prueba de ello es el primer single SOPHIA, donde desde el principio del tema se puede escuchar un sample de Dire Dire Docs, la banda sonora del nivel acuático en Super Mario 64, dando a ver este estilo tan marcado que acompaña al disco.  

La estética robótica en los sonidos de estas canciones hace recordar a los antiguos ordenadores que quiere simular el artista, ese sentimiento de nostalgia que también aparece en el álbum, lo retrata a la perfección trayendo a Las Ketchup en Johnny Glamour, donde samplea el tema Kusha las payas de su único álbum Hijas del tomate.

Portada de Daisy Bell (1892)

Alimentando más esa nostalgia, Ruslan vuelve a sacar el verso “Si se lo digo, se le nota. El brillo de esa gata loco me dejó”, haciendo referencia al ya clásico tema GATA junto a su amigo Ralphie Choo. Este tema es uno de los más movidos del disco junto a SukkKK!, en colaboración con La Zowi, o malibU

La colaboración con la artista granadina no defraudó, fusionando el estilo explícito de la cantante con una instrumental de Ruslan a la altura, utilizando los bajos más fuertes y duros de todo el proyecto. malibU es una bachata con tintes electrónicos, marca de la casa de rusowsky, donde cuenta lo enamorado que está de Sophia. 

Para entender el concepto de este proyecto es muy importante ver los videoclips de los sencillos del álbum. En SOPHIA, rusowsky nos presenta a una robot con una pantalla que muestra un rostro de mujer, y cuenta como se enamora de ella. La historia que cuenta el artista es sobre lo imposible que resultaría el amor con una robot, por obvias razones.

Consigue hacerte sentir la tristeza al escuchar como él no puede estar con la chica que le gusta aunque “sus labios no sepan a nada”. Ahí reside la magia de este proyecto, la capacidad que tiene rusowsky para contar una historia, que por muy ficticia que parezca, cause el efecto contrario, hacerla sentir como real. 

Las dos canciones que expresan el sentimiento de imposibilidad de estar con alguien son 4 Daisy y (ecco). En la primera canción, el artista cuenta lo que pasaría si Sophia y él siguieran juntos, y lo mucho que le dolería seguir con alguien que no puede realmente sentir lo mismo que él siente por ella.

En (ecco), el artista ya no recuerda los momentos con ella; “I forgot the pictures on my mind” empieza la canción. En el estribillo de la misma, rusowsky se pregunta si en algún momento estarán juntos, repitiendo lo mismo durante los casi cuatro minutos que dura el track, de ahí viene el nombre.

Cartel de Her (2013)

Antes hemos hablado de una obra maestra del cine, y ahora vamos a hablar de otra, esta vez más actual. Her es una película donde Theodore, interpretado por Joaquin Phoenix, se enamora de una inteligencia artificial llamada Samantha.

Tanto en el filme como en el álbum los protagonistas pasan por las mismos sentimientos al estar enamorado de una robot. Todo empieza bien porque por fin se sienten amados por alguien, pero al final se dan cuenta que es más una fantasía, algo irreal que han creado en su cabeza para sentirse realizados. Ese sentimiento es el que acompaña toda la película y todo el álbum.

En la canción LIAR, barras como “But she ‘s nice to me, come on baby, be real” explican perfectamente ese sentimiento. Una IA siempre te va a tratar bien porque quiere que estés satisfecho con sus servicios, por eso tanto Theodoro como rusowsky desean que su robot sea real.

Cartel de Detroit: Become Human (2018)

A la misma vez podemos decir que el álbum se puede relacionar con el famoso videojuego Detroit: Become Human, el cual cuenta la historia de tres androides humanoides que desarrollan consciencia y sentimientos. Los tres protagonistas mientras avanzan en la historia están intentando encontrarse a sí mismos, quieren ser alguien real estableciendo relaciones interpersonales con personas reales, como le pasa a Kara, una de los androide protagonista, con Emma, la hija pequeña de su dueño; eso mismo también le ocurre a Samantha en Her. En un momento de la película, mientras está “paseando” con Theodoro, ella le dice que desearía tener un “cuerpo real” para poder pasear con él en la vida real.

En la canción pink+pink junto a Ravyn Lane, muestran lo que tanto Samantha como los androides buscan, sentir el contacto de la persona que quieren, aunque sepan que es imposible; en este verso de la canción lo explican perfectamente: “Ah, I just only need your touch. But I know this isn’t real”.

Tanto rusowsky como los 4 robots que hay entre las referencias mencionadas comparten algo: la sensación de incomodar a la gente de su entorno. Como bien explica el artista en la última canción del proyecto, 99%, “Sorry if I bothered you for an hour I was feeling on a ninety nine.”. Al final de está canción, Ruslan repite “ninety nine” varias veces, dando a entender que a pesar de confesar todos sus sentimientos hacia Sophia, se sigue sintiendo incompleto. 

Rusowsky ha conseguido aglutinar toda esta combinación de sentimientos y sensaciones en un proyecto que dura menos de 40 minutos, algo digno de admirar al ver la cantidad de referencias que hay durante todo el disco. Tras dejarlo reposar tan solo una semana, es increíble que sea posible desgranarlo de esta manera. 

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