El dominicano actuó en la Sala Uni de la capital con un espectáculo muy completo y con varias sorpresas
Hacer el primer concierto propio de tu carrera es un paso muy importante. Es una decisión arriesgada y que siempre implica algo de miedo por no tener la certeza de si realmente la gente está dispuesta a pagar una entrada para verte y si estarás a la altura de las exigencias. Cuando actúas en festivales, muchas de las personas que ven tu directo conocen tan solo un par de temas tuyos o ni siquiera saben quién eres, por lo que tienes mucho que ganar y poco que perder. Es por ello que, a pesar de que tengas oyentes que disfrutan de tu música, tal vez no les gusta tanto como para pagar una entrada para verte exclusivamente a ti. Ante esta tesitura, Omay (anteriormente OMGisNeff) anunció en julio su primer concierto en Madrid, dando la bienvenida a su nuevo nombre artístico.
En la tarde lluviosa del viernes 14 de noviembre, los primeros fans empezaban a hacer cola frente a la Sala Uni, con la ilusión de ver lo más cerca posible el espectáculo. Javs estuvo pinchando música mientras que en el recinto comenzaban a entrar los más rápidos. Después de esa sesión de música, a eso de las 21:00 apareció Omay en el escenario. Con la energía que le caracteriza, entró casi corriendo y cantando Murakami. La sorpresa fue que parase el tema tras el primer estribillo, dejando a todo el público algo desconcertado.

El protagonista de la noche entró con unos pantalones de chándal, una cazadora de cuero y, como no podía ser de otra forma, con un sombrero vaquero. Ya desde hace meses mantiene esa estética de los sombreros en sus redes sociales, haciendo de ese objeto algo característico suyo. También entró con unas gafas de sol puestas, pero tan solo en la tercera canción ya se había deshecho de ellas. Fue en ese mismo tema que, de todo lo que se estaba moviendo en la tarima, estuvo cerca de resbalarse, pero lo disimuló con una buena puesta en escena y los nervios no volvieron a jugarle una mala pasada en ese aspecto.
Tras haber escuchado algunas de sus canciones, se detuvo para hablar con el público e insistió en que iba a hacer todo lo posible para que ninguno de los asistentes se arrepintiera de haber ido, y cumplió con sus palabras. El show siguió avanzando con normalidad hasta que, para el tema de ¿Qué Somos?, entraron Love Yi y Nickzzy de sorpresa. Con un público entregado, terminaron la canción con todos saltando y Omay les dedicó unas palabras: «Ellos fueron los primeros de España en dármela cuando llegué».

A partir de este momento, llegó una racha con los tracks más sentimentales de su carrera, interpretando Me Voy? Me fui sentado en una silla del escenario. Entre risas, comentó que le costaba ponerse triste para cantarlos teniendo en cuenta lo emocionado que estaba por su espectáculo. Prosiguió con Nice Guy Bad Guy y acabó esa pieza tumbado en el suelo «sufriendo» por amor. Todo ese acting en su puesta en escena estuvo presente durante prácticamente todo el concierto, creando buenos recuerdos para el público en cada una de las canciones. El show estuvo lleno de momentos memorables como cuando subió a algún fan al escenario, cuando le dedicó a sus padres el tema de Vuelo 3907 o cuando volvió a entrar Love Yi para cantar Tata.
El setlist fue muy completo, aunque tuvo algún inconveniente por falta de tiempo. Debido a la necesidad de finalizar antes de las 23:00 por condiciones de la sala, tuvo que recortar alguno de los temas que tenía pensados, pero lo gestionó de la mejor forma posible. A pesar de ello, no descuidó de ninguna manera el cierre del concierto. Cantó el resto de Murakami que le faltaba, continuó con Kuiki y finalizó, como no podía ser de otra forma, con Mil Febreros. Subió al escenario a todo su equipo (incluido Neverknwn, quien estaba a los mandos) y se dejó la piel sobre la tarima mientras el público iluminaba el escenario con los flashes de los móviles. Por si no fuera suficiente, bajó con sus fans para terminar de cantar el tema con ellos en un pogo y así, pondría fin a una noche redonda.

Cualquier artista firmaría un concierto con este resultado y esta recepción del público como primer show propio que celebra. Fueron unas horas en las que el público se dejó la voz casi al mismo nivel que Omay, quien se acercaba a todos ellos constantemente desde el escenario para mantener esa conexión con sus oyentes. Pudimos ver la naturalidad del artista y tuvimos risas, entretenimiento y muchas emociones que, para mucha gente, continuaría toda la noche en el after que hicieron en Costa Social Club.

