Los versos que todos querían escuchar del golden boy ya son una realidad
El año pasado Mvrk comenzó a sonar por todos lados, y con su primer formato largo, La fe que me tengas, dejaba claro que apostar por él era ganar. De un día para otro su carrera despuntó, y todos los tiktoks “descubriendo artistas emergentes” comenzaban con su nombre. Tal y como comentamos hace un par de meses, no hemos parado de escuchar al vallecano colaborar en los proyectos de otros artistas, como Recycled J o L´haine, haciendo aún más esperada la entrega de algo propio. Tras un año de espera, el pasado 30 de mayo vio la luz su segundo álbum, PÓRTATE BIEN!, bajo la premisa de ser un no-skips.
Rey del mvrketing
Podríamos decir que el artista se ha marcado una de las estrategias de promoción más llamativas de lo que va de año. Reapareció en sus redes con el primer adelanto, Facetime!, y cuando las miradas ya estaban puestas en él, mandó gafas de sol a varios influencers con un NFC que llevaba al audio de la siguiente canción, Warning. Esto resultó en que la canción fuese viral incluso antes de salir, el camino ya lo tenía hecho. Por si fuera poco, anunció el tracklist vendiendo camisetas con los nombres de las canciones en Vinted, y consiguió generar la expectación perfecta para el disco.

¿Escuchas un disco o audios de tiktok?
Meter 18 canciones en 46 minutos es algo que solo consigues con una duración de 2 minutos por tema, siendo Dos Caras la única que pasa de los 3 minutos. Se ha consagrado como el rey de los audios virales de tiktok en el panorama musical pero, ¿cómo de necesario era llevar este formato a un disco?
Al ser canciones tan cortas a la mínima que un estribillo te engancha la reproduces en bucle, entonces ¿pesa más el contenido musical o el número de reproducciones? Mvrk ha optado por crear el equilibrio entre ambos, definitivamente el disco brilla por la cantidad de temas, pero también por la variedad de estilos.
Cambios y refuerzos en su sonido personal
Su primer disco es la representación perfecta de su identidad sonora, llevado a cabo gracias a Sneaky Wh en la producción, a quien solo vemos esta vez en DAMN, colaboración con D. Valentino. El relevo en la producción de los temas lo han tomado sobre todo Nadddot y Saint Lowe, consiguiendo perpetuar el sonido personal del artista, pero a la vez ofreciendo una versión renovada.
El cantante, por su parte, ha hecho un gran trabajo con su forma de tratar la voz; donde antes escuchábamos un registro agudo ahora tenemos uno más grave, reforzado por segundas voces que le dan profundidad y madurez. A parte de incluir distorsiones o adlibs, también ha jugado con los silencios instrumentales que enfatizan el mensaje de algunas frases.
Lo más entretenido es que, si escuchas el disco en orden, cuando se acerca el final de algunas canciones se anticipa el sonido de la siguiente, dando una sensación de continuidad y difuminando un poco la separación entre temas. No es que las canciones sean parecidas entre sí, todo lo contrario, cada una tiene su sonido especial, pero las letras tienen un papel muy importante en la sensación que te deja cada una.
Muchas de ellas siguen la estructura de estribillo-verso-estribillo, y teniendo una duración de dos minutos, llegan a hacerse un poco repetitivas pese a que tienen frases muy diferenciables en los versos. Estos estribillos de ritmos pegadizos llaman la atención, pero por lo que realmente el golden boy destaca en las letras es por su forma de relacionarse con el amor y el dinero. En este disco ha dejado frases —en ocasiones demasiado sinceras— que te gustaría decirle directamente a esa persona, creando la indirecta perfecta para subir la canción en Instagram. Intencional o no, genio del mvrketing una vez más.

De cierta forma ha creado canciones generacionales, sus oyentes se identifican tanto con sus letras porque están en el mismo punto vital y ven las relaciones de una manera similar. No queda claro si su visión es sanadora o destructiva, supongo que depende de la canción, pero lo que si está claro es que acerca su figura a la de quien le escucha. Te cuenta la historia desde una tranquilidad tan real y sencilla que, durante esos 46 minutos, el golden boy eres tu.
Cuatro featurings, ¡portaros bien!
Esto no solo pasa con su audiencia, se traspasa a quien colabora con él. Reconocemos las voces de 4 artistas, D. Valentino, L´haine, B10 y AKRIILA, quienes se han acercado a la actitud del cantante mientras aportaban su sonido personal al álbum. Cada colaboración representa muy bien la simbiosis de los artistas, mezclando lo mejor de cada uno y creando 4 temas cuya única relación es el autor del disco. Esto pasa en general con todas las canciones del disco, defiende la versatilidad musical de una forma muy personal, ya sea cantando neobaladas o reguetonazos, pero todo con su sello personal.
Con la primera escucha te das cuenta de que es un disco muy digerible, que da lugar a cualquier situación, sea ponerte un poco sentimental y estar de fiesta mientras retumba toda la sala. Con un sonido más maduro e identitario que nunca, sin poder dejar fuera de alabanzas la producción detallada de cada tema. Aunque no sabemos muy bien el porqué del nombre, después de darle un par de atentas escuchas y con una gira lista para empezar, ¿crees que Mvrk se ha portado bien?