Hay veces en las que los números no hacen justicia al talento, y este es uno de esos casos
El pasado jueves 16 de octubre, Lara91k llegaba a Madrid para cantar en la ya histórica sala Clamores de Madrid. Este espacio lleva acogiendo conciertos desde 1981 en el corazón de la capital, y ahora había llegado el turno de la artista argentina en dicho lugar. En su gira por España acumula fechas en Barcelona, Valencia y Bilbao además de Madrid. La fecha era algo complicada, ya que Saiko actuaba en el Movistar Arena ese mismo día. Además, Lara ya cantó en Callao de manera gratuita el año pasado por el Día de la Hispanidad, y desde esa fecha tan solo ha lanzado tres temas nuevos. Es por ello que la asistencia no fue abultada, pero se sintió como un show privado para unos pocos privilegiados.
La asistencia no fue un impedimento para que la cantante mantuviera su profesionalidad e hiciera un espectáculo a la altura. Con gran puntualidad, a eso de las 21:00 comenzaría el concierto con un público que se iría encendiendo poco a poco. Entró cantando Par de Modelos, de su disco Como Antes y, sin pausa alguna, seguiría con peli de terror del disco 100PRE YORO. Este sería el único tema de su último álbum que cantaría, algo chocante para algunos asistentes. Teniendo en cuenta que se acerca un nuevo proyecto en su carrera, es comprensible que no se haya centrado en una etapa que está “cerrada”.
Un rato después (y casi de manera continuada) cantaría Eres Para mí, cuando cae la nite y yolo, poniendo a todo el público a cantar. La colaboración con Duki es de sus temas más conocidos, y las otras dos son dos de sus singles de este año habiendo sido muy bien recibidos por sus oyentes. Entre algunas risas y conversaciones con su pequeña banda (junto a Ivo y Agus) continuaría el show. Tuvimos un cuarto de hora más acústico en el que Lara cogería una guitarra y cantaría algunos temas inéditos. Con su dulce tono de voz, interpretó algunas baladas más tranquilas que en un futuro (esperemos que cercano) acabará publicando.
Después de intercalar con otras canciones del disco de Como Antes (del cual pudimos disfrutar hasta de siete temas), anunció que no había venido sola al concierto. Gara Durán la acompañó en una composición que recibirá el nombre de Troya y que será parte del próximo álbum de la argentina. Ambas paradas frente al público y Lara con una guitarra en mano, comenzaron a unir sus voces en un ritmo tranquilo con un estribillo muy pegadizo y unos versos incluso mejores. Después de ese bonito momento llegó la recta final del concierto en la que puso voz a tres canciones de un ritmo pausado como lo son Rihanna, Zoe e Isla.
Tras esta última pieza pondría fin a un show que duró algo más de una hora. Lara no empleó visuales espectaculares ni actuó con una puesta en escena dominante. Fue sencillamente ella. Con naturalidad y honradez hacía algunas bromas o conversaba mínimamente con su público, consiguiendo crear una conexión con los pocos afortunados que había en la sala. Por lo general, la música de Lara no está hecha para saltar o gritar a pleno pulmón. Y fiel a sus ideas, tan solo interpretó canciones que fueran suyas propias (de ahí que no sonara Sol junto a Duki o LOCO X TU CUERPO junto a Ysy A). En un concierto al que vas para pasar un rato tranquilo disfrutando de buena música, no son necesarios grandes visuales ni un sinfín de luces que conviertan el escenario en una bola de discoteca. La artista argentina logró que esa noche pudiéramos olvidarnos de todo lo demás y disfrutáramos de un espectáculo a la altura de su talento.
