Emilia Mernes lanza su nuevo EP: «Perfectas»

La respuesta de la argentina en su lucha contra la perfección

Hace una semana que Emilia lanzaba su nuevo EP, Perfectas, que ya cuenta con una respuesta masiva de todos sus fans —y de los que no lo son tanto—. Con este proyecto, la argentina da un paso más en su ya consolidada carrera.

Después del éxito rotundo de .mp3, su segundo álbum de estudio en el que su rasgo más destacable era la estética dosmilera, Emilia se consagraba como una de las grandes figuras del pop latino actual. Ahora, decide ir más allá de la imagen que la llevó a la cima. Esta entrega no solo recoge el imaginario que la hizo famosa, sino que lo deconstruye, lo exagera y lo enfrenta.

Desde que dió el salto a la fama, Emilia ha sido blanco constante de críticas: que si su música es superficial, que si se sexualiza demasiado, que si representa una feminidad “vacía”… Esa mirada, profundamente atravesada por el machismo, se convierte en el eje conceptual de Perfectas. El proyecto toma esas acusaciones y las transforma en una sátira, llevándolas al dramatismo extremo a través de canciones e interludios que rozan lo teatral.

La narrativa de Perfectas está cuidadosamente hilada. Emilia interpreta una versión exagerada de la mujer “ideal” que los medios y las redes parecen exigirle ser: perfecta, sensual, siempre arreglada y siempre feliz. Pero esa imagen se va resquebrajando a medida que avanzan los temas. Entre los ritmos pop y una producción impecable, se filtran la incomodidad, la ironía y, sobre todo, el agotamiento.

Pero no es hasta la última canción, también llamada Perfectas, donde Emilia muestra su lado más vulnerable y reconoce que, detrás del personaje, hay una guerra interna. Cansada de los estereotipos y las expectativas, pone sobre el papel una realidad que muchas mujeres viven: cuanto más perfecta pareces, más se te exige. Este disco deja claro que esa presión no es casual, sino estructural, parte de una cultura que todavía castiga a las mujeres por destacar.

Con Perfectas, Emilia no busca pedir perdón ni justificarse. Al contrario, se reapropia del discurso ajeno, lo convierte en suyo y lo devuelve como un espejo incómodo. Este disco es la respuesta a la imposición de los cánones de belleza, la misoginia y la obsesión con la perfección, una respuesta que suena fuerte, clara y, esta vez, con una herida abierta al centro.

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