EAZYBOI estalla la primera fecha del tour en su ciudad
Bajo una luz tenue y sin estridencias visuales, el momento más personal de la noche llegaría con Puro. El rapero malagueño tomó el micrófono con pausa y confesó: “Este tema marcó mi carrera, y no solo como músico, sino también como persona”. La sala, que venía de pogos y euforia, se sumió en un cabeceo y un coro que, desde el respeto y la admiración, marcó una curva cerrada en mitad del trayecto, una de esas que se toman con determinación y sin perder el control.
Nada más llegar a la explanada frente a la Sala Paris 15, el decorado hablaba por sí solo. A pocos metros a la izquierda de la taquilla se hallaba un Audi estrellado que avisaba de que lo que estaba por comenzar no era un concierto como cualquier otro, sino una carrera. Los presentes, que ya conocían las reglas del juego, sabían que lo más importante era pisar el acelerador a fondo, aprovechar las rectas para ganar velocidad y, por supuesto, no mirar atrás. Con el piloto, Isidro, alias EAZYBOI, y el trazado, ASCARI, el semáforo se puso en verde.

(📸: @solarfilm)
El del Rincón se presentaba en casa con su segundo álbum de estudio convertido en un espectáculo de alto octanaje. Más que un álbum, ASCARI es un manifiesto de hedonismo sonoro que, en su esencia, fusiona el mundo de los coches, la energía de la proteína, la intensidad del gimnasio y la pasión de las barras afiladas. Y el recital fue exactamente eso: músculo, velocidad y precisión.

El comienzo fue fulminante con GG EZ, en la que Bigla The Kid (principal productor del proyecto) apareció entre flashes junto al anfitrión en la pasarela de la Paris 15. Sin dejar que el motor se enfriara, sonó INTRO ASCARI, que terminó de abrir la función con un estilo cinematográfico. De ahí en adelante, una sucesión de acelerones agresivos vino con G CLASS, LORD y CHICANE INTERLUDE.




Uno de los momentos más celebrados fue BRUCE WAYNE, el principal sencillo promocional del disco, con una ejecución potente, antes de entrar en una materia más emocional del setlist con YA NO y PESADILLAS.
La primera parada en boxes llegó cuando ToteKing, una leyenda viva del rap patrio, se unió al escenario para una tríada de temas: Mira a ver, Maillot Amarillo y Brindis, que ilustraron el significado de lo que es un cruce generacional perfectamente engrasado.

El público ya estaba en pleno modo sport, y eso solo creció con ONE MORE REP y PROTEIN SHAKE, donde La Zowi puso el broche sensual y el storytelling de EAZY —sobre aquella misteriosa chica en el gimnasio— que provocó tanto carcajadas como aplausos. “¡Un ruido muy fuerte para la mamá de los pollitos de este país!”, gritó.

El pogo se desató con Too Late Freestyle y QUATTROPORTE, uno de los momentos más salvajes del concierto. El cuarto invitado anunciado, Saske, subió a escena para ANOTHER ONE. Pero al terminar, los intérpretes no se quedarían de brazos cruzados.
“Space Hammu está como incompleto, ¿no?”. Acto seguido, se completó la alineación con Delaossa, Sanson y Kas Rules, que subieron para los últimos tramos del turno de Hammu Nation a lucirse en Ramadán y Guernica. Dani se mantuvo para culminar su participación con himnos de Málaga como La Placita o Cómo me voy a olvidar.




Para cerrar la exhibición, el último fogonazo lo dio SUERTE con una banda orquestal que acompañaba a Isidro y se repitió GG EZ para grabar el videoclip del tema. La sala entera respondió como un solo cuerpo con un pogo inmenso que sirvió de bandera a cuadros, porque ASCARI no es solo un álbum, ni un concierto; es una filosofía de vida a base de RPM, beats musculados y una escena malagueña en esteroides.
¿El afterparty? En Jaleo Teatinos, con La Vida de Jaime como anfitrión. Pero eso ya es otro prix.

Agradecimientos:
- Alejandro Bellido
- @solerfilm, fotos de @easyquartier