Después de su disco «triste pero siempre mami» (2023), la artista venezolana nos ha regalado un spin-off reflejando el cambio en su vida
Corina es de esas artistas que si bien no tienen grandes hits (a excepción del mítico Todo o Nada junto a Eladio Carrión), es difícil que ni siquiera te suene su nombre. Ya son más de diez años de carrera a sus espaldas, y este proyecto también es un reflejo de esa evolución musical. El año pasado en general no estuvo muy activa, destacando su participación en WYA Remix Blue y su colaboración con Miky Woodz en Mental Picture (muy infravalorada). Como era de esperar, estaba preparando algo grande y ahora lo tenemos disponible.
En 2025 había lanzado un único single propio en febrero y algunas colaboraciones con nombres como Marconi Impara o Danny Ocean. El rollout comenzó menos de dos meses antes del estreno final del álbum, con el tema de mi ex no quiere a nadie junto a Lasso. Un diálogo entre ambos cantantes sobre una base pop. Letra y ritmos sencillos, pero efectivos. A ese le seguiría tan solo un tema más (quédate esta noche), un mes antes del disco. Aquí, a pesar de mantenerse en un sonido pop, sin duda es más experimental.

La artista firmada por Rimas se acerca a un pop electrónico con tintes de R&B y unas baterías aceleradas a modo de reggaeton que no desentonan. En la recta final de la pieza prueba en una especie de house, por lo que sin duda es un tema muy completo. La secuencia para el rollout sin duda estaba bien planteada, y de hecho ha servido para conseguir una buena acogida en los primeros días.
Menos triste y más acompañada
El disco tan solo cuenta con dos colaboraciones, una apuesta arriesgada en un proyecto que roza los 45 minutos de duración, ya que puede hacer que suene monótono para la audiencia. Lasso y De La Ghetto han sido los seleccionados para acompañarla en esta “operación a corazón abierto”, y no encajan mal pero tampoco son lo mejor de este trabajo. El single con Lasso fue el primero en salir a la luz, siendo la gran apuesta de Corina. Por otra parte, el puertorriqueño no canta en su zona de confort (aunque ya haya probado en ritmos así) y no creo que sea un imprescindible en el disco, aunque lógicamente no se desenvuelva mal.
Colaborando en la producción encontramos hasta diez nombres distintos, repartidos entre los 18 temas que conforman el álbum. Destaca la participación de Felipe Mejía y de Alberto Hernández (además de Andrés Gaarn, tal vez el tercero con mayor presencia), que aparecen en la gran mayoría de tracks.
El amor, difícil de entender
Las letras dan un mensaje algo confuso. A diferencia de otros discos con temáticas similares, en este no vemos un proceso tan claro de las fases por la que pasa la protagonista en cuanto al desamor. Y tal vez porque el amor es un poco así. Vemos algunas canciones en las que muestra que ha superado a ese anterior amor, otras en las que solo quiere que todo vuelva a ser como antes, e incluso momentos en los que no sabe bien qué hacer. Esa confusión que todos hemos experimentado alguna vez y que nos hace entender a la perfección lo que Corina siente.
Conseguimos entenderla gracias a esa “incoherencia” dentro de los sentimientos y es que no narra una historia en base a lo que “es correcto” o “tiene sentido”, sino contando lo que ha vivido en los últimos meses (pasando por muchos altibajos).

Como nos tiene acostumbrados, en este disco encontramos sonidos de R&B, pop, reggaeton, trap… Una mezcla dulce de todos ellos, variando entre distintos sonidos pero siempre bajo una estética que hace reconocible su estilo.
Tal vez el proyecto puede hacerse algo extenso para algunos oyentes, y es que se juntan la gran cantidad de pistas en solitario, el hecho de que las letras tratan temas similares y que no hay grandes experimentos en las instrumentales. Por ello, es difícil recordar temas diferenciándolos unos de otros tan solo con una o dos escuchas, un “problema” que tal vez podría haberse solventado incluyendo algún otro featuring que encajara en el sonido general del álbum (como puede ser Jay Wheeler, ya que sorprendentemente nunca han trabajado juntos).
Sin embargo, en una industria tan sobresaturada de estímulos y proyectos conjuntos (que en muchas ocasiones hace que se pierda el mensaje que se quiere transmitir), hay que poner en valor la apuesta de Corina Smith por hacer un trabajo introspectivo que no precisa de otros nombres para brillar.

